Iván Colmenares

         El padre Luis Ugalde ex Rector de la Universidad Católica Andrés Bello afirma que la democracia se defiende con coraje y votar es fundamental para cambiar las perspectivas de un país, que a pesar de su ruina, no pierde la esperanza ni su fe y saca fuerzas de donde no las tiene para levantarse una y otra vez, como lo hará nuevamente este próximo domingo.

         Han llevado a Venezuela a un límite insoportable y en cada rincón se escucha la lapidaria frase “no se aguanta más”. Se llenó de pobreza extrema y casi toda su población come apenas una vez al día e intentan humillarlo más con una bolsa de comida con productos de los que sobran en otros países. Pero sus habitantes están respondiendo, imponiendo una unidad superior a los partidos, creyendo en los liderazgos naturales y en las fuerzas emergentes, por encima de las componendas, las fracturas y las mezquindades capitalinas.

         En Portuguesa, la clase roja se hizo más rica y poderosa, ostentando una riqueza mal habida y cacheteando a sus propios conmilitones, con fotos, fiestas, camionetas y abusos. Los castigos comenzaron desde la procesión roja que llevaban por dentro. Lo que hizo el PSUV con sus primarias fue la peor burla que militancia alguna haya conocido. Antes se robaban urnas, asaltaban las casas partidistas, se caían a tiros alguna vez y a trompadas estatutarias, que dijera Gonzalo Barrios. Pero ahora no. En la deteriorada y amellada maquinaria roja, el dinero y los caprichos sacaron a los que ganaron, metieron a los que no estaban participando, se robaron los votos porque no se escrutaba nada en las regiones y si se arrechaban y se alzaban, los amenazaban con los expedientes, como en cualquier guerra de bandas criminales y si no tenía rabo de paja, le allanaban la casa y los trasladaban a Caracas, con funcionarios del SEBIN, los hacían renunciar “por las buenas”.

         La campaña fue un vulgar derroche de dinero y uso abusivo de los recursos del estado, llámense yutones o funcionarios en las comitivas del candidato. Patrullas y ambulancias forradas de propaganda y mítines portátiles. Pero no les ha bastado y por eso, andan cagados. Por lo menos, ya no tienen la certeza de antes. Diosdado Cabello ha venido dos veces, claro él se cree el Chávez resucitado, pero no tiene ni siquiera la centésima parte de lo que tenía para los chavistas, el difunto. Los dos actos en Acarigua y Araure demuestran una pobreza infinita en materia de participación. Mientras el gurú rojo grita en la tribuna, la militancia obligada y obstinada se riega buscando sombra o agüita. Hoy viene por tercera vez, pero las cuotas municipales van de mil personas en adelante, porque su intención es llenar la carrera quinta, aunque habían pensado en el Coliseo pero como también lo acabaron.

         El peor candidato que ha presentado el Polo Patriótico grita y se desespera al ritmo que le pone a las caderas cuando se pavonea en las tribunas. Aquí digo yo que Rafael Calles parece el Rey Luis XV que pronunció la profética frase “después de mí, el diluvio”, cuando el descontento popular presagiaba un fuerte estallido social en la Francia de los estertores agónicos de la monarquía. Porque empeñarse en Primitivo Cedeño y Oscar Novoa, es simplemente imponer el fracaso y la imbecilidad política, como razones electorales. Se atrevió el hijo de Bachaquero, regionalizado en Agua Blanca, a decir que los que antes pedían que no votáramos, hoy se presentan como salvadores, como si tuviera moral para reclamar nuestro papel indoblegable, errático a veces, pero con firmeza, de enfrentar a este socialismo del siglo XXI que acabó con Venezuela, que la convirtió en un infierno para seis millones de venezolanos que tuvieron que huir para no morirse de hambre y que destruyó su aparato productivo, que volvieron polvo cósmico a la primera empresa petrolera del mundo, ruinas que enriquecieron a una élite política que tiene la condena mundial y por supuesto, del 90 por ciento de los nacidos en esta Patria y de los que habitan bajo su mismo cielo.

         “Nos dirán que no votemos, nos dirán que es un fraude, nos dirán por qué ayer no votamos y hoy sí. Les diremos con firmeza, que la democracia se defiende con coraje  y con firmeza, que no dejaremos que Nicolás Maduro se frote las manos impunemente, mientras nos quedamos en casa de brazos cruzados”. Mara, Jóbito, Carlos Barrios, Edgar Rivero, Daniel Rangel, Martín Pieruzzini, Irma Mendoza, Carlos Alejandro Oraá, María Beatriz, Alfredo Ruiz y Valmore Betancourt entre otros gladiadores que desde puntos de vista distintos, se convirtieron en referencias, hicieron suyas estas palabras del padre Ugalde. Y el domingo 21 de noviembre, Portuguesa no será otra vez ese mapa que es una vergüenza roja.   

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