Había decidido no comentar más los asuntos internos de la MUD para no echarle más sal a las heridas provocadas por el contubernio del huevo frito, como se conoce al pacto entre el dúo adeco Segura-Carabaño y PJ en Portuguesa. Hay que reconocer que la mezcla de voracidad y odio de la jefa aurinegra se llevó en los cachos a Betancourt, a Lorenzo Piña, Alex Cuevas, a Alex Moreno en Sucre, Ricardo Pérez en Ospino, a Ernesto Delgado, al presidente regional de Copei, a toda la dirigencia democrática de Boconoíto, a este servidor y también quería sacar del juego a Mara Rodríguez, a quien le juraba estaba resteada con ella en Caracas, hasta que se inventó el cuento de Antonia Muñoz para la Gobernación para pedir la Alcaldía de Guanare, en la guerra nacional que tiene PJ contra Voluntad Popular. Pero aún le queda chance para seguir jodiendo. Hasta el 29 de este mes.

La tapa del frasco fue Guanarito. Tenía la oposición a un baluarte que despegado en las encuestas era una victoria cantada contra el régimen. Ahí se juntaron el hambre con las ganas de comer. Un general del “schwabismo” le ordenó a su muchacho de mando, con muchos dólares en la mano, dicen que 30 mil con unos 20 más cuando todo estuviera consumado, que consiguiera un respaldo de la MUD y como de Caracas no iban a mandar platica para Portuguesa por los pésimos números que muestra en lo regional, la tentación fue muy fuerte y acabaron con la esperanza de la unidad. Primero jugaron a inflar a Alex Cuevas. Hasta se atrevieron a tomarle una foto con el candidato oficialista para rayarlo, amén de la campaña que cargaban contra él por su amistad con Alirio Bonilla, que debieron haberla usado en el G4 nacional para acabar con quien tenía el 14 por ciento, contra el dos del tal Armando Castillo. Valmore tiene 34 y Gallardo 23. Ahora el madurismo tiene dos candidatos. Eso sí con dos gandolas de billetes contra el amplio respaldo popular que tiene la candidatura del único político reelecto en la Alcaldía de su municipio. Vamos a ver si aguanta la arremetida.

Francisco Bello, dirigente nacional socialcristiano escribe en un twitter que “la política puede ser una cloaca o el más excelso de los apostolados; depende con qué sentido la llevemos adelante”. Lo de Guanarito tiene aspecto fecal, pero se ha venido tejiendo con constancia y carencias, una voluntad de cambio. Porque la gente está desesperada y sabe que Maduro y los suyos, sus alcaldes, sus gobernadores, sus diputados, sus funcionarios, son culpables de sus problemas. Se puede ganar dice Bello: “Eso sí, hay que hacer las cosas bien, generar confianza y dejar de tirárnosla de vivos entre nosotros”.

Pero no todo es malo en la comarca. Hay esfuerzos extraordinarios que inflan la esperanza y hacen soplar vientos de cambio. Lo de Jóbito Villegas en Sucre es un verdadero huracán en la montaña. Lo de Carlos Barrios en Ospino ha producido la arremetida del peculado de uso y del abuso de poder que acompaña a Primitivo Cedeño. El esfuerzo personal de los candidatos y de la unidad, a pesar de sus altos y bajos, en Guanare con Mara Rodríguez, en Páez con Edgar Rivero, esa alianza política con la sociedad civil que representa Daniel Rangel, el ejemplo unitario de Agua Blanca con Martín Pieruzzini, la cara nueva de la generación de relevo que muestra Papelón con Carlos Alejandro Oraá, y la voluntad con la que Irma Mendoza en Turén, y los otros abanderados, hacen su trabajo entre tantas vicisitudes, se convierten en los guías de un pueblo que quiere cambio.

Pa´bachaco chivo. dice el refrán popular. Al mal tiempo buena cara. Si derrotamos las ambiciones de los egos que pretenden jugarse su futuro con la derrota de los demás, si dejamos de lado las mezquindades y reconocemos nuestras falencias, enseñamos al G5 y a Caracas, que la unidad no es sólo entre liderazgos nacionales que tienen un altísimo rechazo y pudiéramos ir al encuentro de esos bastiones municipales. Sea quien sea el abanderado, ganaríamos unos ocho municipios y serían la muralla de contención contra la intención totalitaria del PSUV, contra el peor candidato que ha presentado desde la aparición en escena del fatídico difunto, contra la ley de Ciudades Comunales que dejaría a alcaldes y gobernadores como verdaderos jarrones chinos y hará renacer la esperanza del pueblo portugueseño.

Ojalá la doña amarilla pensara un poquito más y no jodiera tanto. Y entonces, unidos empujaríamos la carreta hacia la victoria. Por eso, en materia interna, intentaré no hablar más. IVÁN COLMENARES 

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