(Cruz Mario Silva).- La celebración de 4F más allá de análisis histórico-pedagógico, que no está demás al tiempo que es oportuno, debe enfocarse en darlo a conocer a esos chamos que nacieron después del 2000, ya que muchos piensan que eso es historia antigua. La inclusión de la generación genial como la identificó el presidente Nicolas Maduro, en las comunas, en la Jpsuv y en todas las instancias de la administración pública me parece acertada, lógica y de trascendencia, sin embargo hay que hacer hincapié en las escuelas, liceos y universidades sobre el origen, desarrollo, logros y alcances del movimiento bolivariano, venezolanista, patriota y antiimperialista, toda vez que los muchachos de hoy, son también parte de esa generación de cristal que nacieron casi con un teléfono celular en la mano y no pueden o se les hace difícil discernir entre lo que ocurrió aquel 4 de febrero de 1992 y los mensajes deformados sobre ese acontecimiento que transmiten en las redes sociales. Un carajito de hoy día recién salido de bachillerato, aparte de lo mal preparado, sale con un desgano hacia todo lo que huela: hecho en Venezuela y esto afectará de manera radical la sociedad que propuso mi comandante Chávez cuando sentó las bases para la creación del hombre y la mujer nueva; muchos docentes, entre esos yo como facilitador de la Unefa en el área de sociopolítica, veo con preocupación que los estudiantes les sabe a caca la historia contemporánea de Venezuela, porque dicen que «no van a perder el tiempo cuando hay cosas más interesantes» como la entrega de los Latín Music Award y en la que Bad Bunny, Carol G y Rawayana se llevarán la mayor cantidad de premios, incluso esos muchachos están más preocupados como competir con la inteligencia artificial en su versión integral, no para mejorar la aplicación o los algoritmos, sino para hacer más cómoda su ya cómoda vida. De allí la necesidad que desde primaria y bachillerato se establezca un plan al que se le pueda medir y determinar que tan efectivo es, no estoy hablando de adoctrinamiento político o de inculcar el chavismo en la mente de esos chamos, lo que digo es que el proceso de aprendizaje enseñanza en perioesos niveles en cuanto a la historia de 1992 es pobre, poca o inconclusa. La cosa se complica si ese joven, estudiante de cuarto o quinto año de bachillerato tiene en su seno familiar padres ajeno al sentir bolivariano o algún familiar con tendencia nazifacista, incluso si uno de esos familiares forma parte activa de la derecha maltrecha, de allí que los docentes, instructores o facilitadores, como se le quiera llamar, deben estar claro sobre el reto que tiene ante si, con una sociedad altamente absorta en las redes sociales, chat y cuanta app se crea para idiotizar a nuestra juventud.
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Araure, viernes 07 de febrero del 2025.
