
En las entrañas del sistema de distribución de alimentos en Venezuela se esconde una trama oscura y perversa. Las denuncias de ciudadanos y la investigación del «Gordo Especulador» han revelado un escandaloso esquema de reventa y adulteración de los productos de las bolsas CLAP, que afecta directamente a los más vulnerables y socava la economía nacional.
La práctica de cambiar productos básicos como frutas y verduras por los alimentos de las bolsas CLAP, para luego revenderlos a los llamados «bolseros» y finalmente al Estado, es una muestra clara de la corrupción que carcome al país. Esta operación, que se lleva a cabo en grandes mercados como Quinta Crespo y Coche, en Caracas; no solo defrauda al pueblo venezolano, sino que además pone en riesgo su salud.
La inclusión de harina de maíz amarillo en las bolsas CLAP, a pesar de la orden presidencial de utilizar únicamente harina de maíz blanco, es una prueba irrefutable de esta manipulación. La investigación del «Gordo Especulador» señala que la industria harinera venezolana ya no procesa harina de maíz amarillo, salvo para el oriente del país. Esto indica que la harina amarilla que se encuentra en las bolsas CLAP proviene de una fuente ilícita y es reintroducida al sistema a través de este esquema de reventa.
Las consecuencias de esta situación son múltiples y graves:
Deterioro de la calidad de los alimentos: La sustitución de productos y la manipulación de los alimentos ponen en riesgo la salud de millones de venezolanos, especialmente de los más vulnerables.
Pérdida de recursos del Estado: El Estado venezolano invierte grandes sumas de dinero en la adquisición de alimentos para las bolsas CLAP. Esta práctica desvía esos recursos hacia manos inescrupulosas, generando pérdidas millonarias.
Daño a la industria nacional: La introducción de productos de baja calidad y de origen desconocido perjudica a la industria harinera nacional, poniendo en riesgo miles de empleos. Al recibir alimentos de baja calidad y en cantidad insuficiente, las familias venezolanas se ven obligadas a destinar una mayor proporción de sus ingresos a la compra de alimentos, lo que agrava la situación.
Es imperativo que las autoridades competentes investiguen a fondo esta situación y tomen las medidas necesarias para poner fin a esta red de corrupción. Se debe garantizar que los alimentos distribuidos a través de las bolsas CLAP sean de buena calidad y lleguen a quienes realmente los necesitan.
Asimismo, es fundamental fortalecer los mecanismos de control y vigilancia para evitar que se repitan estas prácticas.
La denuncia del «Gordo Especulador» ha puesto al descubierto una realidad alarmante que exige una acción inmediata. Es hora de que se haga justicia y se castigue a los responsables de este grave delito contra el pueblo venezolano.
𝗧𝘂́ 𝘁𝗮𝗺𝗯𝗶𝗲𝗻 𝗲𝗿𝗲𝘀 𝗿𝗲𝘀𝗽𝗼𝗻𝘀𝗮𝗯𝗹𝗲
Al hacer este perverso trueque, los venezolanos tambien somos responsables de que esta practica se lleve a cabo, !no lo permitas!.
𝗘́𝗱𝗴𝗮𝗿 𝗔𝗹𝗲𝘅𝗮́𝗻𝗱𝗲𝗿 𝗠𝗼𝗿𝗮𝗹𝗲𝘀
