
Por Miguel Ángel Morales
A medida que la campaña electoral para las elecciones del 28 de julio en Venezuela entra en su etapa final, los candidatos han intensificado sus esfuerzos para llegar a los electores y convencerlos de que sus propuestas son las más adecuadas para el futuro del país. Cada uno de ellos ha puesto en marcha estrategias específicas con el objetivo de motivar a los votantes y ganar su confianza.
En estos últimos días, hemos visto a los candidatos recorriendo diferentes estados de la nación, interactuando con la gente, escuchando sus preocupaciones y compartiendo sus planes para abordar los principales desafíos que enfrenta Venezuela. Desde el fortalecimiento de la economía y la creación de empleos, hasta la mejora de los servicios públicos y la seguridad ciudad. Esta campaña se ha vuelto muy interesante y los ojos del mundo estan sobre nuestro país, esperando a ver qué pasa el 28J.
Si el barco se hunde…
La dinámica política se ha vuelto cada vez más compleja e intrigante. Por un lado, tenemos un sector de la oposición que asegura tener el triunfo asegurado, difundiendo a través de las redes sociales que cuentan con un apoyo del 82% de los electores. Sin embargo, en los últimos días, hemos visto a algunos dirigentes importantes de la oposición volcar su mirada hacia el candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Muchos son los sorprendidos al ver dirigentes de talla nacional como el exadeco Carlos Prosperi, manifestar su apoyo a Nicolás Maduro, además de un grupo de alcaldes apositores que también han hecho lo propio. En Portuguesa no ha sido distinto y también hay un grupo importante de dirigentes que se han manifestado a favor del gallo pinto.
Esta situación plantea un interrogante interesante: ¿cómo es posible que un sector de la oposición que se considera ganador vaya a apoyar al candidato del partido gobernante? Parecería ser una posición poco coherente, ya que si realmente tienen el triunfo asegurado, no tendría sentido que se unieran a las filas del PSUV.
Es importante destacar que, según los datos que se han difundido, no figuran otros candidatos en las encuestas, lo que podría sugerir que el panorama electoral se está reduciendo a una confrontación directa entre el candidato de la oposición y el del partido oficialista. Sin embargo, esta situación puede cambiar en los próximos días, a medida que se acerquen las elecciones.
Lo que queda claro es que el 28 de julio, los venezolanos tendrán la oportunidad de expresar su voz y determinar quién será su próximo presidente. Independientemente de las posiciones encontradas y las estrategias políticas, el ejercicio del voto libre y democrático será clave para definir el rumbo del país.
Las redes sociales…
A menudo, las redes sociales se llenan de opiniones y reacciones emocionales sobre acontecimientos políticos y sociales, sin detenerse a analizar las causas y el contexto de dichos eventos. Tal es el caso de la detención de dos importantes dirigentes opositoras en Guanare el pasado domingo.
Según la información disponible, estas damas decidieron obstruir el paso de la caravana presidencial durante la visita del candidato Maduro a la ciudad. Si bien el descontento y la oposición política son legítimos y deben ser respetados, es fundamental hacerlo dentro de los cauces legales y de manera pacífica.
Obstruir una caravana presidencial, independientemente de la ideología de quien la encabece, puede ser considerado un delito, y las autoridades están en su derecho de tomar medidas al respecto. Por mucho que se critique o se esté en desacuerdo con el gobierno, debe prevalecer el respeto a la ley y el orden público.
Es importante recordar que las protestas y la disidencia política deben canalizarse a través de vías democráticas y pacíficas. La violencia y las acciones que puedan poner en riesgo la seguridad de las personas, solo logran generar más polarización y enfrentamiento, alejándonos de soluciones constructivas.
En este sentido, es crucial que tanto los ciudadanos como las autoridades mantengan la sindéresis y la cordura, priorizando el diálogo, el respeto y la búsqueda de soluciones que beneficien a toda la población, más allá de las diferencias ideológicas.
