En una nueva y peligrosa escalada del conflicto que ya ha devastado a Ucrania y afectado a la región, el Ministerio de Defensa de Rusia ha confirmado que Ucrania llevó a cabo un ataque la noche pasada utilizando misiles ATACMS en la provincia de Briansk. Este incidente marca un momento significativo en la guerra en curso, ya que se considera la primera operación con armas de suministro occidental en territorio ruso.
El ataque se produce en un contexto de creciente tensión y controversia internacional. Recientemente, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, otorgó su respaldo al régimen de Vladímir Zelenski, lo que ha sido interpretado por Moscú como un visto bueno a medidas más agresivas por parte de Ucrania. Este respaldo de Biden ha levantado preocupaciones sobre un posible aumento de la hostilidad y la implicación directa de potencias occidentales en el conflicto, intensificando el debate sobre el apoyo militar y estratégico a Ucrania.
Las autoridades rusas han denunciado el ataque, catalogándolo como una violación grave de su soberanía y han prometido una respuesta contundente. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, afirmó que «no se quedarán de brazos cruzados» ante este tipo de agresiones, lo que sugiere que podría haber represalias militares o diplomáticas en respuesta al ataque.
Desde que Rusia lanzó su operación a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, el conflicto ha causado miles de muertes y ha desplazado a millones de personas. La intervención de las potencias occidentales, incluyendo Estados Unidos y varios países de la Unión Europea, ha sido fundamental para el apoyo militar a Ucrania, lo que ha llevado a una serie de sanciones económicas contra Rusia y un aislamiento diplomático que ha afectado a ambos lados.