No estoy aún convencido de participar en un proceso electoral sin que se respeten las normas establecidas en la Constitución, porque aquí no debemos regatearle al régimen lo que está consagrado en la Carta Magna. Y menos, con el agravante de la situación país, economía, salud y alimentación en cifras alarmantemente críticas. Para resumirlo en cristiano: ¿cómo se hace campaña sin gasolina?
Pero los partidos de la plataforma unitaria están en ese camino y aunque según las encuestas, no es fácil derrotar el aparato delincuencial de la dictadura, parece dibujarse una oportunidad de oro para la oposición seria en las regionales del 21 de noviembre. Eso ha perturbado al PSUV y a sus asesores internacionales, porque esperaban la clásica respuesta de la abstención. Y aunque inventaron toda esa tragedia suicida de la vinculación de Voluntad Popular con los hechos de la Cota 905 en Caracas, detuvieron a Freddy Guevara, obligaron al asilo de Emilio Graterón, no se ha retrocedido en esa decisión. Hace un mes le dieron una patada a la mesa y chillaba Maduro que no dialogaría con la oposición. Hace pocos días, reculó y aceptó el diálogo en México. Al parecer le devolverán la tarjeta a AD, porque ellos lo exigieron para acudir a la convocatoria de Noruega y la Unión Europea.
Parto de una cifra de la última encuesta Delphos-UCAB, los encuestados se identifican con el chavismo en un 25.3 por ciento y con la oposición 35.9, pero con ningún sector el 38.8. Me he permitido escribir estas reflexiones, que se las he propuesto a algunos dirigentes del G5 regional. Creo en primer lugar que quienes han conducido estas luchas, con sus errores y sus aciertos, que mantienen viva la esperanza por un cambio urgente en Venezuela, merecen ocupar posiciones de vanguardia. O sea, Mara Rodríguez, Edgar Rivero, Lucas Segura, María Beatriz Martínez y Juan Ernesto González, no como premio, sino como ratificación del compromiso deben estar en el puesto que ellos consideren que pueden dar lo mejor de sí, para conquistar ese espacio y ponerlo al servicio de la lucha contra la tiranía. Y dentro del G8, donde participan además Causa R, Encuentro Ciudadano y Nuvipa, con la sociedad civil, conformar circuitos, la lista del Consejo Legislativo y los concejos municipales, pisando fuerte, entendiendo que éstos últimos son la plataforma de lucha más cercana a las comunidades y convirtiendo a esos concejales en líderes fundamentales para la renovación inmediata del liderazgo político de la región. Porque hay que entender que para muchos protagonistas de hoy, podría ser la última oportunidad.
Sin desconocer los liderazgos partidistas municipales, escoger con visión unitaria al conductor de esta contienda, que aunque luzca posiblemente fácil, ya no estamos dos sectores en el ruedo. Además del Polo Patriótico y la plataforma unitaria que lidera Juan Guaidó, están la Alianza Democrática, con algunos candidatos de indiscutible peso político y Antonia Muñoz, que aunque el oficialismo la desdeña, puede causar un grave daño en ambos lados.
La plataforma unitaria debe ir al encuentro de esos liderazgos municipales, reconocerles su capacidad de trabajo y comprometerlos en una gestión unitaria, con miras a lograr los cambios que requiere el país y de enfrentar con firmeza, al régimen depredador venezolano. Y mucho más allá, en nuestro estado, ir al encuentro, así sea infructuoso, de las fuerzas democráticas que alguna vez nos acompañaron y de otras que tienen presencia en Portuguesa. Tanto nosotros como ellos, debemos impedir que el “malandrerismo” se apodere de las instituciones constitucionales, las cuales estamos obligados a reestructurar para bien de todos los ciudadanos.
Esta oportunidad hay que convertirla en un encuentro con todas las organizaciones que quieren salir de esta pesadilla. Sobre los hombros del G5, sin hipotecar principios, está la responsabilidad de rescatar la fe en Venezuela y de poner los espacios al servicio de la democracia y de la libertad. De lo contrario, estaremos estigmatizados como una generación que fracasó estrepitosamente y la historia los demolerá, porque del seno de esta sociedad fracturada, que han querido aplastar, saldrán los nuevos guías, hombres y mujeres que tendrán que asumir el testigo para las victorias necesarias.

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