Todos los dias «ruega» porque Diosdado Cabello, no le cambie el candidato, seria terrible; agradece eso si, que al «Bichito» (Por Cariño) de Primitivo Cedeño lo hayan lanzado en Araure, si no; ni sombra de su lugar favorito
Edgar Alexander Morales
Los Periodistas en estos momentos de crisis, que vivimos de lo que la publicidad, sea la radio, la televisión o la web, que es el caso nuestro. Muchos, no solo en este estado; sino en el resto del país, se privan de decir la verdad, o lo que mas cerca esta de ella, por temor.
Sin duda que una cuña publicitaria, ayuda a mantener los costos de producción de cualquier medio de comunicación, pero cuando se hace periodismo de verdad; se corre el riesgo de perder la pauta publicitaria. Pero, cuando eso sucede, no pierde el político, gana el medio de comunicación o en su defecto el periodista, y quien en realidad si se afecta, es el colectivo. ¿Qué pierde?; el derecho a estar informados.
Por cuanto hacer criticas, es el trabajo de quienes moralmente pueden hacerlas y, es este el caso; no podemos dejar pasar la historia de «La Perra de Durigua». Así la llaman los vecinos; que religiosamente se echa su chapuzón en el «juraco» que ha abierto un bote de aguas blancas, precisamente en la Avenida 7 del Sector Durigua III, del municipio Páez.
Es una, por no decir la única; que esta contenta con Efrén; !Claro y Quien No!
LA PERRA TIENE DERECHOS
Mas allá de la jocosidad de lo que representa esta incluible imagen; podría alguien preguntarse, !AJA! y «por que el muerto es de Efrén»; antes de que se respondan, aportamos como dato lo siguiente:
LEY ORGANICA DEL PODER PUBLICO MUNICIPAL: Artículo 56. Son competencias propias del Municipio las siguientes: La ordenación territorial y urbanística; el servicio de catastro; el patrimonio histórico; la vivienda de interés social; el turismo local; las plazas, parques y jardines; los balnearios y demás sitios de recreación; la arquitectura civil; la nomenclatura y el ornato público.
Expresado lo anterior; al alcalde no le correspondería tapar y eliminar ese hueco; a menos que vele por los derechos de «La Perra de Durigua» a tener un balneario.