
Para muchos la ingente figura y repercusión de José Saramago, más allá de su Premio Nobel, es apenas considerada. Dentro de su abundante obra nos topamos con una de sus novelas sacadas de su inventiva y de la realidad que lo circunda, depurando su agudeza de escritor. “El Viaje del Elefante”, cuenta las peripecias y ocurrencias del Rey de Portugal por allá en el siglo XVI, para liberarse de un elefante venido de Asia y regalárselo al Archiduque de Austria. Lo interesante de esta historia traspolada al mundo de quienes observamos el día a día de las decisiones de gobernantes que afloran en ignorancia y que luego a través de lacayos, logran salir de los atolladeros donde se meten por la torpeza.
Gobernantes desprovistos de sentido común y de idoneidad de representar los cargos para los cuales han sido designados por una voluntad popular que igualmente vive anclada a pequeñas muestras de sueños de solución a sus problemas. Cuando este tipo de gobernantes evidencian tal talante de ineptitud, pareciera que en nuestro país es la primera condición para asumir dichas direcciones. Ha habido un largo camino de funcionarios no solo incapaces sino mediocres que han hecho de nuestro país, todo un sistema de puras sensaciones o fiestas. Existen las “sensaciones” o “fiestas” de la luz cuando enarbolan banderas de iluminación de avenidas por donde solo pasa la reina, pero que posteriormente son apagadas por la poca durabilidad de las mismas; sin contar los constantes y ya abusivos cortes de luz con los que a paso de vencedores nos hemos venido acostumbrando. También están las fiestas del agua cuyo mayor encanto es que no haya el preciado líquido, trayendo con ello toda una problemática de salud y deterioro de la calidad de vida en familia. Ah, pero no puede dejar de faltar la fiesta de la gasolina y el gasoil como elementos de alta combustión en la arrechera de cada venezolano que no puede movilizarse a cumplir su trabajo y demás actividades, debido a esta desidia manifiesta de nuestro actual gobierno. Por ahora vendrá el elefante desde Austria a decirnos que las sanciones son la causa de tan ingentes problemas. Sin duda ni Salomón tendrá las respuestas apropiadas.
Mientras tanto lacayos y enchufados realizan las fiestas de navidad haciendo sus compras en los mayamis de sus sueños. Todos esperando la llegada de los barcos que traen los nuevos vehículos del 2024, para poder estar a la altura del caché gubernamental; porque a esa fiesta solo va la élite de reyes de Portugal y Archiduque de Viena. Todo un recorrido de sueños y esperanzas que se desvanecen en estas próximas navidades, donde la gente de abajo, la que gana 30 o 40 dólares, no tiene como paliar lo que en otra época eran fechas de sabor a familia y reencuentro. Ahora esa unión solo se hará para aquellos que puedan hacer una video llamada y saludar a sus seres queridos que se encuentran fuera del país. Ante estas realidades, como quiere el gobierno que la gente no fije sus esperanzas en la candidata que venció en las primarias; quizás ella capitaliza toda esa molestia y rabia acumulada cada que vez que estamos a oscuras, o cuando no podemos bañarnos o simplemente sentarnos a comer porque no hay agua, o peor aún, cuando debemos dejar nuestras actividades cotidianas para ir a hacer la cola de la gasolina. El viaje del elefante ha llegado a Austria, y desde allí con su paso firme y su piel que ha aguantado todo el tormento de estas vicisitudes durante estos más de veinte años, se prepara para cambiar de rumbo hacia la necesaria recuperación de un modelo que brinde más seguridad y trabajo. Mejores remuneraciones que permitan que todos podamos presumir de buena vida y no del encierro de Salomón en Portugal.
Rafael García González. 04/10/2023