
TIEMPOS DE PANDEMIA. TIEMPO DIOS.
Hemos vivido hasta hoy, 2021 años desde que estuvo en la faz de la tierra uno de los personajes más prolijos y controvertido de la historia. Jesús de Nazaret a quien los tiempos le ha dado la razón en su filosofía de amarnos unos a otros, hacer el bien sin mirar a quien, y todo ese sin fin de normas éticas y morales; sobre las cuales nosotros los hombres y mujeres nos hemos encargado de enfrentar, repetir, creer pero no aplicar en la mayoría de los casos, razón por la cual nos deviene todo un cataclismo de circunstancias actuales que nos da un mundo nuevo que comienza a despertarnos ante la desgracia y sobre la base de ruinas del propio pensamiento humano. Vemos todos los días, una suerte de maquillaje de la realidad. Asistimos ante la gran mirada de lo que no se quiere ver. Por años, hemos evadido ver la miseria en el mundo, y hoy toca nuestras puertas evidenciando toda una lista larga de precariedad que arrancó con nuestros servicios públicos, pasando por la famosa falta de papel toilet, hasta llegar sistemáticamente a los abusos de un estado inhóspito que crea ideas pero destruye la secuencia de la vida digna y normal. Sé que muchos apuntarán a qué hacemos una crítica más al Gobierno; empero, queremos ir más allá de eso, es necesario voltear nuestra mirada pero con conciencia hacia el mal. Hacia todo ese espacio oscuro y devastador de lo bueno. No puede ser posible que esa imagen eterna de una filosofía que hasta el mismo Chavez enarboló como principio de igualdad y de visibilidad de los más necesitados, hoy apenas lo vemos arropados por la desgracia de la inoperancia de un diluvio de funcionarios que no hacen su trabajo y por el contrario han abandonado su compromiso humano. La voracidad del mundo del dinero se impone. Venimos hacia la realidad del “cuanto tienes, cuánto vales”. Los grandes momentos de la destruccion del mundo desde sus inicios, requirió de grandes lecciones de Dios. Sodoma y Gomorra, el diluvio, la eliminación de las etnias, el abuso con el continente africano hasta reducirlo a lo que hoy existe. No en balde, ese mismo Dios, decidió en su momento las plagas de Egipto y que ha venido repitiendo a través de los tiempos para castigar esta vanidad y falsedad de una humanidad manida y desprejuiciada de lo que verdaderamente debe atenderse. Hoy, nuestra amada Venezuela atraviesa una grave crisis económica, pero más allá de ella, la pandemia hace estragos ante realidades de la gente. Nuestro estado Portuguesa, no escapa de esta falta de previsión e inoperancia, de falta de honestidad incluso para establecer los parámetros reales de lo que viene ocurriendo. Apenas una semana atrás se establecieron medidas de restricción hasta del tránsito por el estado, alegándose una grave situación de alto contagio en nuestra población; sin embargo, cuando uno revisa los índices nacionales emitidos diariamente por la Comisión Nacional Anti covid, vemos que nuestro estado no figura ni siquiera cercano a otros donde se ha reflejado ampliamente esta pandemia. Nos preguntamos entonces; al aplicarse un tipo adicional de medidas de restricción y de tránsito de la gente en una semana de cuarentena flexible, pues quien está mintiendo? Cual ha sido el interés incluso de haber pasado por las instrucciones del mismo Presidente de la República? Esta es una pequeña muestra de la falta de interés en lo humano. La gran verdad de esta situación se vinculó con el inicio de un proceso electoral de internas del partido político del Psuv. Será esta la verdad.? Quedan las dudas ante un secreto a voces; puede jugarse con la gente de esta manera? Acaso nuevamente la restricción de la gasolina y nuestro maquiavélico sistema del COMBUSPEOR, hacen gala de otra forma de paralizarnos ante la realidad de un país inmóvil ante los miedos. Debe haber una respuesta. Ojalá no sea Dios quien nos la envíe; ya hemos sufrido demasiado de estas deficiencias y falta de humanismo. De todas maneras, abonemos hacia la cordura y hagamos que la presencia del bien venza a este mal terrible de una política que incumplió la igualdad y abandonó a los más necesitados.
RAFAEL GARCÍA GONZÁLEZ
