En el primer año de la presidencia de Gustavo Petro, las relaciones internacionales de Colombia con los países de la región dieron giros inesperados que desinflaron cualquier pronóstico hecho previo a su posesión.
Mientras que con Venezuela y Perú hubo un notable cambio en la relación, en comparación con la política exterior de su antecesor, Iván Duque, con EEUU no se presentó mayor variación.
Petro tumbó las quinielas de quienes afirmaban que el primer mandatario progresista de esa nación latinoamericana tendría que maniobrar con el recelo de Washington, al tiempo que su trato con Caracas se presentaba como un acertijo.
Caracas
La reanudación de relaciones entre Colombia y Venezuela ya había sido asomada por Petro durante la campaña. El llamado ‘cerco diplomático’ impuesto por Duque, quien desconoció a Nicolás Maduro como su par, fue desintegrándose con la llegada a la presidencia del líder del Pacto Histórico.
Apenas dos días después de su victoria, Petro se comunicó con Maduro “para abrir las fronteras”.
Un mes después, en julio, los dos países anunciaron una “normalización gradual” en las relaciones diplomáticas y tanto Bogotá como Caracas fueron tendiendo los puentes que prepararon el escenario para la reapertura de la frontera común, el 26 de septiembre de 2022.
En noviembre de ese año, el presidente colombiano arribó a Venezuela para sostener su primer encuentro con su homólogo. Hasta ahora ambos se han reunido cuatro veces.
Esta iniciativa se vio cristalizada en abril pasado en la Conferencia Internacional sobre Venezuela, que reunió a altos representantes de 19 países para buscar soluciones para destrabar el diálogo entre el Gobierno venezolano y la oposición. Tres meses después, en Bruselas, Bogotá también estuvo al frente de otra reunión donde se abordó el tema venezolano junto a otros mandatarios.
A pesar de la expectativa en torno a cómo recibiría la Casa Blanca el triunfo del primer presidente progresista en el país suramericano, que históricamente ha mantenido fuertes lazos con Washington, las dudas quedaron despejadas cuando el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, felicitó a Petro, el 20 de junio de 2022.
En días pasados, el embajador de Colombia en EE.UU., Luis Gilberto Murillo, habló de la “cercanía” que se ha generado entre ambos gobiernos, a partir de la visita que le hizo Petro a su par norteamericano Joe Biden, en abril pasado.
En la agenda común se encuentran temas como la lucha contra el narcotráfico, cuyas líneas gruesas se centran en la “reducción de la oferta de drogas”, la “seguridad y desarrollo rural integral” y la “protección ambiental”.
Perú
Las cosas entre Perú y Colombia no comenzaron bien. El entonces presidente Pedro Castillo no fue autorizado por el Congreso de su país para asistir a la toma de posesión de Petro.
Tras la destitución de Castillo y su posterior encarcelamiento, el mandatario colombiano se refirió a una “ola de golpes” desatada por la ultraderecha en América Latina y pidió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) medidas cautelares para el depuesto gobernante.
A partir de allí, Bogotá y Lima se han enganchado en varios intercambios de reproches que han llevado a que Petro haya sido declarado “persona non grata” por los congresistas opositores en el país vecino.
Al denunciar las supuestas acciones para deponerlo alentadas por distintos grupos económicos y políticos de su país, Petro aseguró que en Colombia “no pasará lo de Perú”.
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