El estado Portuguesa, conocido como el «granero de Venezuela», enfrenta una serie de desafíos críticos en su sector agrícola, particularmente en el contexto de la transición del ciclo norte-verano al ciclo invierno 2025. Este período es crucial para la producción de cereales, especialmente maíz y arroz, cultivos que son fundamentales para la seguridad alimentaria del país. Sin embargo, las condiciones actuales del sector agrícola en #Portuguesa presentan obstáculos significativos que podrían limitar el éxito de este ciclo productivo.⁣

Uno de los principales desafíos es la falta de financiamiento adecuado para los pequeños y medianos productores. Estos agricultores, que son la columna vertebral del sector agrícola en Portuguesa, enfrentan dificultades para acceder a créditos y recursos financieros que les permitan cubrir los costos de insumos, maquinaria y mano de obra. La banca pública y privada no ha respondido de manera eficiente a las necesidades del sector, lo que limita la capacidad de los productores para invertir en tecnologías y prácticas agrícolas modernas que podrían aumentar la productividad.⁣

El suministro de diésel, esencial para la operación de maquinaria agrícola y el transporte de insumos y productos, sigue siendo un problema persistente. La irregularidad en la distribución de combustible afecta directamente la capacidad de los agricultores para preparar los suelos, sembrar y cosechar en los tiempos adecuados. Esta situación se agrava por la dependencia de un sistema centralizado de distribución que no ha logrado garantizar un flujo constante y eficiente de diésel a las zonas rurales.⁣

La infraestructura vial en Portuguesa, especialmente las vías de penetración agrícola, se encuentra en un estado de deterioro avanzado. Esto dificulta el transporte de insumos hacia las zonas de producción y la movilización de los productos agrícolas hacia los centros de acopio y mercados. Las malas condiciones de las carreteras aumentan los costos de transporte y generan pérdidas post-cosecha, lo que reduce la rentabilidad de los productores y desincentiva la inversión en el sector.⁣

Las políticas agrícolas actuales no protegen adecuadamente a los pequeños y medianos productores. En particular, los precios de los cereales como el maíz y el arroz están sujetos a controles y regulaciones que no reflejan los costos reales de producción. Esto beneficia principalmente a la agroindustria, que tiene mayor capacidad de negociación y acceso a mercados internacionales, en detrimento de los pequeños parceleros. La falta de políticas que garanticen precios justos y estables desincentiva la producción y limita la capacidad de los agricultores para planificar y expandir sus operaciones.⁣

En el ciclo invierno 2025, se aspira a incrementar la producción de maíz y arroz, cultivos estratégicos para la seguridad alimentaria. Sin embargo, los desafíos mencionados podrían limitar significativamente el alcance de estos objetivos. La combinación de financiamiento insuficiente, problemas de suministro de diésel y deficiencias en la infraestructura vial podría resultar en una reducción de la superficie sembrada y en menores rendimientos por hectárea. Además, la falta de políticas que protejan los precios de la materia prima podría llevar a una situación en la que los productores no puedan cubrir sus costos, lo que generaría pérdidas y desincentivos para futuras inversiones.⁣