El debate social generado por el cobro del dólar paralelo en Caracas se extiende a Portuguesa, donde seguidores denuncian abusos en los mercados de Acarigua y Guanare.
Una reciente publicación de nuestra redacción, titulada «¿Quién controla? ¿Quién regula? Comerciantes del mercado el cementerio comercializan a dólar no oficial», desató una ola de interacciones y comentarios que evidencian cómo el tema del dólar no oficial perjudica a la colectividad en general. La gran cantidad de interacciones demostró que esta situación de especulación y usura trasciende la capital del país. Adicionalmente, en este sentido, la inquietud se extendió a nivel regional, pues los seguidores mencionaron mercados de la entidad como La Goajira (Acarigua) y el de Guanare, donde presuntamente se presentan situaciones indeseables al adquirir textiles o calzados.
Entre el sinnúmero de comentarios de la audiencia, las posturas ciudadanas se polarizaron. Por ejemplo, la usuaria Luz Montilla denunció una situación específica en Guanare: «Eso lo hacen todos los buhoneros, yo iba a comprar una prenda en 10$ y en pago móvil me la cobraban a 320 el $ no la compré es un abuso». De igual manera, la usuaria Yumira Carrillo expresó su rechazo a comprar en estos espacios, argumentando que solo traen «atraso, especulación y caos al país». En contraste, Zairy Gabriela Sánchez Andrade señaló que, si bien la especulación es una falta de respeto, también es cierto que a los comerciantes se les dificulta adquirir la divisa al precio oficial, indicando que los trabajadores públicos son los más perjudicados.
Lo más impactante de esta situación es que la comunidad reclama una supervisión directa por parte de los organismos encargados de vigilar el cumplimiento de la tasa oficial del dólar. Los ciudadanos exigieron que se revise la estructura de costos para constatar que los comerciantes cobren lo justo. Finalmente, la situación inflacionaria pareciera derivarse de la usura de comerciantes inescrupulosos que, según las denuncias, pretenden ganar hasta el 100% de la mercancía, cargando los altos costos al consumidor final.