Cada venezolano y venezolana es un ejemplar humano, rodeado de virtudes difíciles de alcanzar, y lo encontramos día a día. Lo esencial para Venezuela es aprovechar todas las oportunidades que existen en la educación (Pedagogía y andragogía), para potenciar al máximo los valores de la nación, educar es sacar de cada personalidad el mayor servicio y transformarlo en el valor más útil para la nación.
No puede suponerse en la sociedad que el aprendizaje solo exista en teoría política, también debe exigirse la responsabilidad del individuo por sus actos que viene dado por el valor moral del pensamiento abstracto y las acciones. Formar ciudadanos con autentico grado de espiritualidad es ir a la esencia de la venezolanidad. Los venezolanos somos cristianos con una gran diversidad en el credo religioso, heredados por el mestizaje cultural y de la cosmovisión de nuestros ancestros que van desde el linaje Arawaks (Caquetios), fusionándose con el África Subsahariana y con el Sacro Imperio Romano, al que debemos analizar bien, porque España a través de sus Tercios de Flandes llegaron a los confines de la tierra en una época sellada por la historia, conocida para algunos como la Conquista del Nuevo Mundo y para otros como el grito de la Resistencia de nuestros Pueblos Originarios.
El Mayor General Jacinto Pérez Arcay, dejó claro que Cristo y Bolívar son el alma del pueblo venezolano; Cristo es ese grano de mostaza que una vez enterrado se transforma y da vida al más grande árbol, Jesús es el verbo encarnado, el Dios hecho hombre; Bolívar el más grande ejemplar nacido en Venezuela. Los venezolanos recibimos el legado de nuestros ancestros, reconociendo que África es Madre Patria, la tierra sagrada de los Caquetios (con más de 2500 años) que en Guanare fue poblada por los Wonnabonarg es Madre Patria, pero Europa con más de 800 años de Imperio Sacro Romano, también es Madre Patria, tres culturas y dos de ellas mestiza, se conjugaron de manera violenta o pacifica en los albores de nuestra historia nacional y latinoamericana para que hoy Venezuela continúe llamándose Tierra de Gracia.

La construcción de la sociedad venezolana se fundamenta en el reconocimiento y aceptación de su normativa jurídica, de su Derecho Constitucional y su estado de derecho, de su base filosófica sellada en el sacrificio de nuestros ancestros y en la doctrina de Nuestro Libertador, Don Simón Bolívar, bien asegurado en el preámbulo y articulo 01 d la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, doctrina que es contraparte a la Doctrina Monroe y se fundamenta en la unión de los pueblos hispanoamericanos y otros países del mundo (para respaldar el reconocimiento de un mundo multicéntrico y pluripolar). La construcción de Venezuela no se fundamenta en el interés político o religioso, sino en el respeto a la espiritualidad. El destino de los venezolanos esta echado a favor de un pueblo consciente y que hoy lucha por sus reivindicaciones sociales y económicas.
Es el momento más aciago y de mayor riesgo estratégico, que amenaza la continuidad del experimento alter capitalista y pos neoliberal. Basado en el agotamiento del modelo económico rentista parasitario monoproductor y exportador y de su superestructura política del viejo estado oligárquico, también una crisis ética, una crisis de credibilidad y lo más doloroso y complejo el bloqueo de la dinámica transformadora que se había venido construyendo en el imaginario y en la conciencia social nacional. Es vital el pensamiento unificador, cohesionador de carácter bolivariano, humanista, de protagonismo popular que configure una perspectiva realmente social como orientación estratégica de la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano.
Cuando el desanimo en el pueblo, cuando la dirección del estado se equivoca, solo la acción en la unidad democrática y patriótica es el eje dinamizador para impulsar una línea de encuentro y articulación con el pueblo. Todo espacio de encuentro del pueblo es pluralidad de la corriente histórica, hoy profundamente enclavada en el reconocimiento de la cultura popular del glorioso pueblo venezolano.

Viva la AfroVenezolanidad y sus repiques de tambores con sus sones de negros. Cada expresión cultural es la fuerza espiritual para revivir el génesis de lo que hoy es Venezuela, porque allí esta entendida la voluntad, saberes, experiencias, capacidades y la espiritualidad que viene a ser la fortaleza y parte de la unidad popular. Cada quien será lo que es, y aportara lo que tiene. Todos sumamos, todos contamos.

Venezuela, Tierra de Gracia.

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