ESTIMADA MARIANA LERIN:    Frustración, rabia, impotencia, desagrado, solicitud de aclaratoria pública, lamentos sinceros, lágrimas silenciosas, esperanzas perdidas y, sobre todo, reiteración de aprecio por tu persona, fueron y siguen siendo los sentimientos en cada rincón de Guanare por tu súbita e inexplicable decisión de renunciar, no solo al apoyo político de siete organizaciones partidistas, sino al cariño y a la solidaridad de gente de todos los sectores que querían que tu fueses la próxima alcaldesa de Guanare.

    LEI TU COMUNICADO y escuché tu audio, hechos virales en las redes sociales y objetos de comentarios entre sectores de todos los estratos, que habían visto en ti una esperanza para que la capital de Portuguesa pudiese tener otra vez el sitial que una vez tuvo.

 ES DEL CONOCIMIENTO PUBLICO la hermosa y sincera relación de amistad y cariño que nos une desde hace tiempo, y quizás por ello, yo también he sido blanco de comentarios, unos sanos y otros malsanos, de manera personal, por mensajes y otras vías. No me importan, pues para preservar un amigo, tres cosas son necesarias: honrarlo cuando esté presente, valorarlo cuando esté ausente y estar a su lado cuando te necesite.

     MARIANA, no te he preguntado ni te preguntaré las razones que te llevaron a tomar esa decisión. Decisión que por supuesto alegró a tus adversarios, que no logro cuantificar, pero que llenó de tristeza a un número bastante grande de quienes te estimamos, y no por el deseo de que pudieses llegar a un cargo tan importante, como la alcaldía de Guanare, sino que para todos ellos “eras la esperanza dentro de la esperanza”.

   EN MIS CONVERSACIONES entre amigos esta semana, sin lugar a dudas que jamás escapó el tema de tu renuncia, y como anécdota te puedo contar que hace tres días llegue a los estudios de la Televisora Regional de Portuguesa a cumplir con mi trabajo, y le mostré a mi estimada colega Mayuri Betancourt, directora del canal, tres mensajes, todos de damas, que me decían, con mas tristeza que rabia o reclamo, al referirse a mi conocida coletilla, donde destacó tus virtudes físicas y espirituales, como es aquello de “ hermosa, sexi, atractiva, despampanante, seductora, gentil, valiente y siempre trabajadora” que eliminase la palabra “valiente”. Sigue leyendo, Mariana.

  MAYURI, sin pensarlo dos veces, me dijo: “No quites esa palabra, Grossman, pues son muy pocas las mujeres que, como Mariana, han tenido la valentía de enfrentar todo tipo de ataques, rencores, envidias y zancadillas, y han salido con la frente en alto”.

    HACE DOS SEMANAS, en esta misma Antena, cuando ya era inevitable tu postulación como candidata a alcaldesa, y muchos de tus camaradas no te presagiaban sino un futuro negro e incierto, y hasta te calificaban de “traidora” por tener la osadía de enfrentarte a ese monstruo de mil cabezas, que es el Partido Socialista Unido de Venezuela, en cuyos libros de militantes figura tu nombre,  me atreví a decir, para estimularte, que “en política no hay muertos” y recordé también a José Zorrilla, quien en su obra Don Juan Tenorio, afirmó que “los muertos que vos matáis, siguen gozando de buena salud”. De verdad-verdad, en esta convulsionada política venezolana, no sé si estas máximas se te puedan endilgar después de lo que está pasando, pero eso no me importa, pues aunque tu defiendes un pensamiento político, muy diametralmente opuesto al que yo defiendo, aquí vale recordar lo que leemos en Proverbios 17:17… “En todo tiempo ama al amigo; para ayudar en la adversidad, nació el hermano”.

    NO ME IMPORTA, Mariana, si renunciaste o no. No me importa si ibas a ser alcaldesa o no, y tú lo sabes, pero lo que si me importa es recordar cuando nació nuestra amistad. Apenas nos conocíamos, cuando te tocó enfrentar una dura batalla contra una terrible enfermedad, y tu madre, casi sin conocerme, me llamó para hablarme de tu tristeza y tu desánimo por la vida, y me pidió que te escribiese algo en la prensa. Lo hice. Ese mismo día, me llamaste, Mariana, y solo pudiste decir, entre lágrimas: “Gracias, Grossman” y colgaste el teléfono. Pero también colgaste tu tristeza y tu desapego por la vida. Surgiste como el Ave Fénix y quizás eso le causó y le siga causando envidia a mucha gente, especialmente dentro de tu partido.

  NO ME IMPORTA, MARIANA, si renunciaste o no a la candidatura. Repito, que no me importa si ibas a ser alcaldesa o no, pero si me importa el crecimiento de esa hermosa amistad entre nosotros. Me importa y disfruto mucho, junto a mi esposa Reinelda,  cuando en las redes sociales, mis hijas Marlin y Linmar “pelean” contigo para demostrarte que ellas me quieren más que lo que tú me quieres. Y sé que tú también las quieres a ellas.

    QUERIDA AMIGA, no soy yo el más indicado para decirte si tomaste o no el camino correcto, y mucho menos me atrevería a decirte que camino debes tomar ahora. Sigue el que tu creas conveniente, pero siempre recuerda a Tomás, cuando dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas.-¿Cómo podemos saber el camino?.- Y El Señor le contestó: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.

   SONRIE, MARIANA, tienes muchos amigos y mucha gente que te aprecia. Sonríe, no importa qué desde lejos, e incluso cerca de ti, haya gente que brinda en estos momentos por lo que consideran una derrota tuya. Solo recuerda a Don Quijote, cuando le dijo a su fiel escudero: “No te preocupes, Sancho, si los perros ladran a nuestra caravana, es señal de que avanzamos”.

   MARIANA, toda esta semana sobre mis pensamientos giraba la idea de conversar personalmente contigo, y tengo entendido que tú también tratabas de ubicarme, pero te confieso que al final decidí no hablar contigo sino después de escribir estas reflexiones. Iré a tu casa esta semana, No pierdas el  tiempo mirando hacia atrás, con tristeza y rencor, aunque sé que en tu corazón existe mayormente nobleza. Mira hacia adelante con esperanza, y con la seguridad de que vendrán días mejores.

   QUERIDA MARIANA DAYARA, cuando unos lloren en voz alta y otros canten de alegría y de gratitud, únete al segundo grupo, pero quiero que sonrías, porque por ahora voy a dejar esta Antena hasta aquí  para ir a averiguar si ya leíste la glosa que te dedicó mi primo paisano, el poeta Yorman Tovar, desde Guanarito, que sin lugar a dudas le levanta el ánimo a cualquiera. Aquí te la dejo y que Dios te  bendiga:

    ¡QUÉ PORTENTO DE MUJER!

ERES, MARIANA LERÍN,

SE DESVIVE GROSSMAN PARRA

POR TU BELLEZA SIN FIN.

FOTO LEYENDA PARA LA ANTENA

Una amistad inquebrantable

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