Ya el gobernador revolucionario de vocación tardía cumple el primer centenar de sus días en el cargo. Ha encandilado a mucha gente, porque no se le puede negar, es incansable para poder estar en todo, pero también se le va diluyendo la imagen a medida que pasan los días, porque gobernar un estado no es cobrar impuestos en un municipio y mostrar su pésimo baile en una tarima. Va mucho más allá del show, del flayer y el control de los medios.

         En 22 años que tienen mandando en Portuguesa, ni la oposición ni los medios han hecho mella en las gestiones regionales, nacionales y municipales. Pero éste, cumpliendo caprichos, ha cerrado tres emisoras de radio para cobrarse la cuenta de un alabardero y la cuarta se la podemos cargar, porque fue una orden de su toñeco nuevo, el alcalde más incompetente de Venezuela. Genial, Kalor, Astro y Triunfo, ya pasaron por el cadalso tivero. Y hay un culillo generalizado como si creyeran que aquí no va a pasar nada. Ya está pasando y nadie se da cuenta. Cedeño por más brincos que eche, anda más solo que la una a lo interno del PSUV, aunque perro viejo late echao.

         Comencemos con la fiesta del agua. Inició bien pero la tozudez lo hace seguir buscando agua en el centro de Guanare, cuando se le ha dicho que todos los pozos productivos están al sur de la autopista. Consiguieron bombas a granel en un galpón en Gato Negro y en los propios depósitos de la hidrológica donde también encontraron nóminas paralelas. Los flayers y fotografías volaban, la red comunicacional a full velocidad, pero la realidad hace estrellar las buenas intenciones. En Los Próceres de Guanare, donde yo padezco, es una intermitencia permanente. La zona sur de Acarigua y su centro padecen, no se sabe, si de la incapacidad del gobierno regional o del tempranero enfrentamiento entre Primitivo y Rafael Torrealba. En Ospino, Sucre, Guanarito y Unda, sus alcaldes hacen milagros financieros para poder resolver la indiferencia de 22 años, cuando abandonaron a los pueblos a que se acostumbrara a la bolsa CLAP, que cada día viene de peor calidad, y a los bonos de las misiones y no reclamaron nunca la mejoría de un servicio vital. La fiesta del agua comienza a perder resonancia. La Hora Loca al parecer, pasó. Se ha convertido en algunos lugares en un maleficio, en una pesadilla.  El problema no es sólo generación del fundamental líquido, sino de distribución. Causó impacto pero el resultado es malo. Y te faltan tres años y nueve meses. Deben generar una política de conservación de las fuentes, reforestando al estado Portuguesa. Unas líneas ambientalistas son urgentes para la región. Hay drones que pueden sembrar con eficiencia 40 mil semillas diarias. Debe obligarse a los propietarios de fincas a cercas verdes, igualmente resembrar las orillas de nuestros cauces fluviales. En eso debe pensar un gobernador del siglo XXI, porque de seguir así, nos vamos a quedar sin agua.

         La promesa de disminuir los apagones es un disco rayado. Racionamientos de tres horas estamos sufriendo los portugueseños. Bajones inesperados que ponen en riesgo los aparatos eléctricos y sobre todo, las bombas de los acueductos. Y sin una política comunicacional que conduzca a una conciencia verde, a un manejo consciente de la crisis eléctrica.

         Fiesta sí hay. Revivir el Mascarada y los carnavales, amén de poner en práctica la consigna de pan y circo, es una buena intención. Pero en estas circunstancias de crisis económica, son como una pea para pasar un despecho. Gastar 200 mil dólares en artistas internacionales, mientras los centros dispensadores de salud continúan necesitados de insumos y personal, es una bofetada a la dignidad humana, Pero para lo que a ellos les importa,

         Lo último, el plan cero huecos. Puro chapapote, pero ese es un negocio que bien conoce el mandatario regional. Uno siempre quiere para sus ciudades, una apariencia bonita y agradable. Guanare, por ejemplo, requiere reasfaltar sus principales calles céntricas, a las que no se les hace un cariñito desde hace 20 años atrás. Revisaron los huecos para echarle el asfalto y hasta el sol de hoy, se han convertido en una calamidad.

         Pero el chiste mayor es la cifra que dio el alcalde más ineficiente de Venezuela. Novoa declaró que se habían gastado 2.300 toneladas de asfalto. Epa ¿dónde? Si llegan a 500 es mucho en la capital. Es decir, que empezaron los guisos. Y a eso está acostumbrado el presidente del Esinsep, que no tiene curriculum, tiene expedientes y experiencia en ello. Es decir, ¿facturaron 1.800 toneladas? Engañarán a algunos, pero nadie ha visto 600 camiones por más bulla que hagan. El que lo vive es el que lo goza. Lo de la noche del lunes fue un verdadero circo, donde el trapecista mayor era “el mucha bulla”.

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