
Un aporte, es solo eso, no soy Filósofo, lingüista, escritor político, profesor universitario, psicólogo, antropólogo, activista por los derechos humanos, educador, crítico de medios, nada de eso (…) soy solo yo y las teclas. El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), como principal fuerza política del país, se encuentra en un momento crucial de su historia. Tras años de gobierno y transformaciones profundas en la sociedad venezolana, el partido enfrenta nuevos desafíos y debe definir con claridad el rumbo que tomará el Socialismo Bolivariano en el futuro, en todo el país y en las regiones, en los municipios, en las comunas, en los concejos comunales, en cada calle, en cada barrio.
Aristóbulo Istúriz, quien fuera vicepresidente del PSUV, sobre la necesidad de construir un «socialismo para el siglo XXI» dejaba ver la importancia de este debate interno. Es claro que el partido profundice en la reflexión teórica y programática para adaptar el proyecto socialista a las nuevas realidades geopolicas del mundo. Yo creo en el Centralismo democrático y debate político, El PSUV, al menos uno espera eso, que aplique el centralismo democrático, que implica un equilibrio entre la unidad de acción y el debate interno. Es esencial que los militantes puedan expresar sus opiniones y propuestas de manera abierta y crítica, siempre en el marco del respeto y la disciplina partidaria, no se trata de decir, que aquel es bueno o aquel es malo, que este tiene gestión, pero no le dan los numeros, es analizar a profundidad, los más sentidos problemas de la sociedad y desde allí, desde lo politico, buscar las soluciones. Yo me acuerdo que cuando Wilmar Castro, era gobernador, se discutía en las calles, al menos en la plaza bolicar de Acarigua, por ué Circuitos Comunales, como lo planteaba WACS o por qué Concejos comunales. Eso fue positivo, pero nunca entidí como esa vaina resolvia el peo del agua, la luz, el gas, excetera.
El debate político debe ser una herramienta fundamental para la construcción colectiva del proyecto socialista. Es necesario fomentar la discusión de ideas, la confrontación de argumentos y la búsqueda de consensos para tomar las mejores decisiones para el partido y para el país. El Congreso Nacional del PSUV como espacio de participación, de ser, o debe seguir siendo el máximo órgano de decisión del partido, donde se definen las líneas políticas y estratégicas. No para cuchillos largos, no, no y no, Fundamental es, que los delegados al Congreso sean elegidos de manera democrática y representativa, garantizando la participación de todas las corrientes y tendencias del partido.
El Congreso debe ser un espacio de debate amplio y plural, donde se puedan discutir los problemas del país y las propuestas para superarlos. Es importante que los militantes y dirigentes del partido asuman con responsabilidad con este espacio de participación y contribuyan a la construcción de un proyecto socialista renovado y adaptado a los nuevos tiempos.
La formación de cuadros políticos es una tarea pendiente, pero muy pendiente, para el futuro del PSUV y del Socialismo Bolivariano. Es necesario invertir en la formación ideológica, política y técnica de los militantes, para que puedan asumir con capacidad y compromiso las responsabilidades que el partido y el país demandan.
La formación de cuadros políticos debe ser un proceso continuo y permanente, que se adapte a las necesidades y desafíos de cada momento histórico. Es importante que el partido promueva la creación de escuelas de formación, talleres de debate y espacios de reflexión, donde los militantes puedan adquirir los conocimientos y herramientasra su des necesarias paarrollo político y personal.
El PSUV tiene ante sí el reto de sostener lo ya construido, profundizar un Socialismo Bolivariano para el siglo XXI, que responda a las masas, al pueblo venezolano. Para ello, es fundamental fortalecer la democracia interna, fomentar el debate político, reafirmar el papel del Congreso Nacional y profundizar en la formación de cuadros políticos.
El partido debe ser capaz de adaptarse a los nuevos tiempos y desafíos, sin renunciar a sus principios y valores fundamentales. El Socialismo Bolivariano debe ser un proyecto vivo y dinámico, que se construya de manera colectiva y participativa, con la mirada puesta en el bienestar del pueblo venezolano.