La muerte de José David Orozco Amaro, ocurrida la nocheb de este miercoles en Acarigua, un joven de apenas 18 años, en un accidente de tránsito mientras realizaba maniobras temerarias en su motocicleta, no es solo una noticia más en la crónica roja de sucesos. Es un llamado desgarrador a reflexionar sobre la vulnerabilidad de la existencia, las decisiones que tomamos en un instante y el dolor que deja su ausencia en quienes lo amaban.⁣

En la oscuridad de la noche, entre el ruido del motor y la adrenalina de la juventud, un error, un segundo de desconcentración, bastó para que todo terminara. La motopirueta que quizás comenzó como un juego, como un desafío a los límites, se convirtió en la última acción de su vida. El brocal de la avenida, un objeto inerte, pasó a ser el mudo testigo de una tragedia que pudo evitarse.⁣

Este suceso no solo enluta a una familia de San Rafael de Onoto, sino que debería sacudirnos como sociedad. ¿Cuántos jóvenes más arriesgarán su vida buscando emociones fugaces? ¿Cuántas veces hemos normalizado las imprudencias al volante como si fueran gestos de valentía, en lugar de verlas como lo que son: actos que pueden truncar sueños en un abrir y cerrar de ojos?⁣

José David tenía toda una vida por delante, llena de posibilidades, de amores por vivir, de metas por alcanzar. Hoy, su nombre queda reducido a un informe policial, a una moto destrozada, a lágrimas que nunca debieron ser derramadas. Su muerte nos interpela: ¿estamos haciendo lo suficiente para educar en la responsabilidad vial? ¿O seguiremos permitiendo que más historias terminen así, abruptamente, en el pavimento frío de una avenida?⁣
En este medio de comunicación no somos sicologos, pero que su recuerdo nos invite a valorar la vida con más conciencia, a abrazar a quienes tenemos cerca y a entender que, en la carretera como en la existencia, no hay lugar para la imprudencia. Porque la muerte no avisa, no negocia, no perdona. Y cuando llega, solo queda el silencio y un dolor que no entiende de edades.⁣

Descanse en paz José David. Ojalá su historia sirva para salvar otras vidas.⁣

𝗘́𝗱𝗴𝗮𝗿 𝗔𝗹𝗲𝘅𝗮𝗻𝗱𝗲𝗿 𝗠𝗼𝗿𝗮𝗹𝗲𝘀