
Rubén Zapata, o mejor conocido como “Zapata 666”, se dio a conocer como artista en ámbito musical, más específicamente en el género del rap con el tema Bala perdida, con alto contenido social. Aquí hablaba de la violencia de los barrios y la ciudad: “Bala perdida, violencia expansiva./ Bala perdida en cada esquina”.
Es así que la música le permitió explorar otras área del arte hasta llegar a convertirse en uno de los actores más populares de la segunda edad dorada del cine venezolano, cuando apareció en La hora cero (2010), ópera prima de Diego Velasco y una de las películas más vistas en la historia de la cinematografía local, donde interpretó el personaje de La Parca. Luego apareció bajo el lente de Alejandro Bellame Palacios en la cinta El rumor de las piedras (2011) y protagonizó al lado de Alexandra Braun Hasta que la muerte nos separe (2015), dirigida por Abraham Pulido.
La fama y éxito le sonreían a Zapata 666. Era el chico del barrio que logró superarse. Pero así como en Hollywood, algunos actores brillantes de la noche a la mañana se convierten en un juguete roto por un error que les hace perder su carrera, lo mismo vivió el actor criollo el 3 de marzo de 2019, cuando de forma inesperada vuelve a ser noticia por dirigir un grupo armado de resistencia civil que apoyaba la causa de Juan Guaidó.
Le tocó emigrar a Barranquilla, Colombia. En este proceso experimentó lo que es dormir en las calles, quedarse sin una moneda para comer y cambiar los micrófonos, las cámaras y los autógrafos por una pala para ganarse la vida. Tiempo después salieron del país su pareja y sus hijos.
A pesar de reconocer que está contento de retomar sus sueños en una nueva ciudad, Medellín, a la cual se mudará pronto, en sus ojos hay rastros de melancolía: perdió su casa, su país y también hace poco a su padre. Confesó que está retomando comunicación con sus amigos; recientemente habló con Laureano Olivares.

