Por Froilan Sanchez

Quizás para algunos parezca exagerado hacer esta afirmación, pero sólo basta dar una mirada a las precarias condiciones, en la que se encuentran los centros hospitalarios y médicos del país, que unida a la difícil situación económica en la que nos encontramos la mayoría de los venezolanos, dibuja una realidad preocupante para la subsistencia de cualquier individuo que tenga que enfrentar una situación de salud moderada.
Hace unos años atrás, una operación de apéndice, era una intervención quirúrgica de rutina en cualquier centro hospitalario y que difícilmente pusiera en riesgo la vida del paciente salvo a algunas complicaciones, sin embargo, hoy debido al estado de abandono y de la corrupción imperante en los hospitales. Sufrir una apendicitis pone en riesgo la vida de cualquier persona, por no disponer de los recursos económico para sufragar los gastos de la operación y tratamiento post-opertirio. en una clínica privada de bajo costo, el precio oscila entre los 1.500 y 2.000 dólares esta operación a la que el 80% de los venezolanos no tenemos acceso. Si acudimos a un hospital tenemos que llevar todo, las batas de los médicos, casi todos los medicamentos y miscelaneos quirúrgicos e incluso pagar en algunos casos alquileres de equipos y derechos a quirofanos, esto pudiera costar entre los 600 hasta 1.000 dólares en un centro público.
Hoy muchos venezolanos estamos en un estado de indefencion absoluta, pero nos hemos empeñado en no votar porque pensamos que seguirá siendo lo mismo, votemos por quien votemos, porque nos van a robar el voto o porque creemos que todo está arreglado para que sigan gobernando los que nos han sometido a esta indeseable situación.
No queremos darnos cuenta que este gobierno cuenta con el 85% de rechazo y más del 90% de desaprobación. Y que en las oportunidades que hemos salido a votar masivamente, como el las elecciones parlamentarias del 2015, la oposición ganó con el 67% de los votos.
Para vencer al gobierno, debemos vencer la abstención, nuestro futuro está en nuestras manos y no en soluciones mesiánicas o violentas, el 21 de noviembre cuando se estén celebrando las elecciones regionales, solo piensa que las vidas de muchos venezolanos y Portugueseños depende de ese derecho constitucional. No nos neguemos la oportunidad de seguir viviendo, la oportunidad de disfrutar de nuestros hijos sin tener la triste necesidad de verlos partir a otros países a construir su futuro o de llevar una vida digna donde podamos satisfacer nuestras necesidades con el fruto de nuestro trabajo.
Los que hoy gobiernan no han sido elegidos por los pocos que votan a favor de ellos, sino por los muchos que aún estando en desacuerdo con sus políticas hambreadoras, corruptas y empobrecidos, no salen a votar en cada elección.
VOTAR EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES PUDIERA SIGNIFICAR LA DIFERENCIA ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

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