Ante las evidentes circunstancias que motivan toda una actividad de una supuesta lucha contra la corrupción en el país, somos testigos de otra de las condiciones importantes del ser humano; su racionalidad y sesgamiento ante estas circunstancias.

Existen formas que revierten sobre las limitaciones a nuestras vidas, que al decir del austriaco Viktor Emil Frankl hay una a la cual no puede tenerse acceso por nadie sino por nosotros mismos, la cual es nuestras decisiones. Somos dueños del bíblico libre albedrío y nuestro comportamiento parte de ese existencialismo de Frankl, en el que convergen la ética y el juicio del yo frente a la toma de decisiones.

Referíamos al inicio, el juicio externo y público al que actualmente puede ser sometido cualquiera de nosotros ante las redes sociales en hechos que puedan implicar una considerable situación oprobiosa, tal como ocurre actualmente en esta trama de suspenso y acción al estilo de las mejores películas de Staton o de Willys, rodeadas de una trama conforme al inglés de James Bond con visos de actividades contra el poder constituido. De todo se dice y de todo se habla. Al punto de palparse el refrán con el que ilustramos nuestro título. Según la revista digital Epistêmai, «del árbol caído todos hacen leña» se recoge ya «en la colección de sentencias atribuidas al comediógrafo griego Menandro, y en su versión latina deiecta quivis arbore ligna legit reaparece entre las máximas atribuidas a Publilio Siro (I a.C.)». Luego, sobrevivió en el latín medieval y más tarde se extendió en las lenguas modernas.

Hoy día, ante los señalamientos directos contra el Diputado allanado Hugbel Roa, afloran contra éste un sin fin de vinculaciones y nexos que según esas investigaciones lo hacen responsable pero aún no sabemos de qué, pero ante la opinión pública ya es culpable. La pena del banquillo anticipado como se le llama en el argot del foro penal, pesa en contra el; empero, Hugbel Roa, ha sido durante este gobierno un baluarte de referencia en cuanto a los intereses defendidos por él en esta revolución. A mi modo de ver, ha tenido que hacer lo que le ha correspondido. Desde sus inicios en su actividad política en la juventud revolucionaria lo recuerdo siempre activo y tenaz, quizás demasiado apasionado y poco tolerante con quienes formaban su equipo, según algunos comentarios de tiempos pasados, cuando aún sus raíces estaban arraigadas y firmes en su accionar.

Es probable que esa actitud le haya ganado ese mote como El Toro, ya que su carácter simula la embestida de este noble animal. Quizás conoceremos pocas cosas de este Diputado, pero nadie puede negarle su compromiso con los suyos, esos mismos que al momento de ser solicitada su moción de allanamiento de inmunidad, prestos no solo la aprobaron sino que ni siquiera rindieron algún respeto por quien apenas unos días representaba la casta dura de ese bloque.
Bastó que el árbol cayera para que inmediatamente fluyeran todo tipo de señalamientos y el morbo de las disquisiciones encontradas en las redes, que han incluido incluso aspectos de su vida privada.

Esa avidez con la que se dilapida y se hunde el hacha contra el ahora defenestrado Diputado, quizás sea el resultado de errores o de confianza de su parte, no lo sabemos; pero lo que si ha sido palmariamente demostrado es que en política no hay amigos, y pareciera que dentro del chavismo, menos.

Esta reflexión personal sobre estos hechos, no conllevan a una defensa en modo alguno de quien o quienes puedan ser responsables de hechos delictivos; como hombre de ley, evidentemente estoy a favor de la aplicación de la misma tal como debe ser, bajo los principios del Estado de Derecho; no en estas fórmulas de juicios públicos donde se debaten acusaciones infundadas y hasta se ataca a la integridad privada de este ciudadano en comento y de cualquier otro en circunstancias similares.
Hablábamos de ese morbo pueril que hoy día vende información y marca tendencias en las redes, recuerdan siempre a las páginas amarillas de aquellos periódicos sensacionalistas de otras épocas donde el dedo acusador era más rápido que la ley.
La violación sistemática de la reserva de la investigación genera violación al debido proceso al que cualquier ciudadano debe estar sujeto.
Se ha hecho leña del árbol caído de apenas una pieza de este entramado donde quizás habrán o no culpables. Se hace leña de ese árbol por algún interés más allá del obtenido en las redes sociales informativas o desinformativas, incluso se ventilan otras ramas de los que forman su equipo y la acuciosidad de otros actores en una trama del mejor best sellers del momento.
Mientras tanto, el coyote sigue sin poder capturar a correcaminos a pesar de que la ACME presta sus mejores herramientas.

Rafael García González

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