El filósofo Byung – Chul Han, de origen chino pero cuyos trabajos y estudios realiza en Alemania, nos brinda en esta interesante obra; todo su análisis en cuanto a su visión de la sociedad actual. Plantea de manera directa la transformación de la sociedad de desiguales, a una sociedad igualitaria partiendo de los procesos de “transparencia” con los que se exige la actuación de quienes conforman la actividad política. Toca aspectos que van más allá de la corrupción cual es la libertad de acción. Considera Chul, que esto se manifiesta cuando ha desaparecido la confianza y la sociedad apuesta por la vigilancia y el control. Se trata de una coacción sistémica, de un imperativo económico, no moral o biopolítico. Destaca una figura interesante por su generalidad en nuestro entorno venezolano, sobre todo de los políticos actuales, como lo es el “Shanzhai» que es un neologismo chino que refiere a la apropiación de una forma o una idea, desestimando su estatus de originalidad. Es decir, una infeliz copia de la originalidad tanto de una idea, como del accionar. Una suerte precisamente de lo que los chinos han venido realizando a través de sus maquilas, que han copiado la originalidad de las marcas, y hoy día vemos inundado los mercados de estas copias casi exactas. Dentro de su estudio destaca la psicopolítica, que según Han, es aquel sistema de dominación que, en lugar de emplear el poder opresor, utiliza un poder seductor, inteligente (smart), que consigue que los hombres se sometan por sí mismos al entramado de dominación. Esta creación de los sistemas de poder hoy en día revelados tanto por regímenes democráticos, como de izquierda y centro, apuntan a la dirección de una política mediocre pero convincente; mucho más depurada que el populismo la cual se ampara en un amplio sistema de invasión informativa y decorativa para hacer ver lo bueno y lo bello del sistema, pero que corroe poco a poco la existencia del ser humano como tal, el cual deambula ante situaciones que poco a poco lo llevan a acostumbrarnos a lo qué hay así sea lo malo. De tal manera que Chul Han nos muestra el lado Hiperculturalidad como término propio para distinguirlo de la multiculturalidad y transculturalidad, en el entendido de que su estudio abarca el análisis de filósofos contemporáneos y nuevos, en la búsqueda del desarrollo cultural humano; sesgado a la tecnología y diríamos nosotros propiamente, la entrada a la sociedad del metaverso, del que las nuevas corrientes condicionan el laberinto donde discurrirá la vida de lo imaginario y cibernético. Es un reto que obviamente muestra una forma interesante de las estructuras del poder y su manera de permanencia perenne en el mismo. No una monarquia a la usanza de la época medieval, sino por el contrario, una sociedad que entiende debe estar sometida bajo la dirección de aquellos que en el entramado del “Shanzhay” más original, mantienen el dominio de las masas. Algo así como gobernados por los menos competentes y chabacanos, pero al fin elegidos por la gente. A modo de conclusion, creo que no debemos ir muy lejos para saber dónde se está aplicando esta ideología política.

Rafael García González.

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