La mayor parte de mi juventud la he consagrado a la lucha por los “ideales socialistas”. Cuando decidí enrolarme en las filas del Partido Socialista Unido de Venezuela, para seguir a ese líder de multitudes, que fue Hugo Chávez Frías, jamás pensé que luego de su muerte, una banda de mercenarios iban a secuestrar la dignidad de la organización que con tanto esmero, fundara nuestro querido Comandante, para convertirla en el escudo protector de los desheredados de la justicia, en el porta estandarte de la esperanza de quienes por muchos años eran expoliados por los representantes del capitalismo hambreador: La aristocracia venezolana, esa minoría que siempre despreció la clase obrera.
Nacimos para ser historia, se vanagloriaba Chávez, cuando hacía referencia al PSUV y fue tanta la transcendencia de esta organización, que fuimos envidia de los partidos socialistas del mundo. Nuestros dirigentes eran queridos por el pueblo, porque nuestro líder predicaba con el ejemplo, representábamos la esencia del venezolano humilde, solidario, enemigo de las trapisondas, de las injusticias y amante de la honestidad, porque por muchas décadas la corrupción había sido causante de las desgracias de este pueblo de Bolívar, de Páez, de Gual y España, de Andrés Bello, Simón Rodríguez y tantos hombres que derramaron su sangre por su independencia.
Hoy somos apenas una caricatura barata de aquel partido, que tantas glorias conquistó para el orgullo de los pueblos de américa, que fueron abrazando la bandera de la democracia socialista, enarboladas por nuestro Comandante Eterno.
Aquel pueblo que nos aplaudió, nos adoró y hasta nos mistificó, respaldándonos en cada elección, hoy nos mira con desdén, con desconfianza y los secuestradores, lejos de rectificar, para escuchar la voz del soberano, apelan a la amenaza, al amedrentamiento, al chantaje con los programas sociales, negándole las bolsas de comida, la entrega del gas, condicionando la entrega de combustible, el gasoil y hasta las vacunas, si alguien no se somete a sus caprichos.
Se pretenden ganar elecciones jugando con las necesidades del pueblo.
Quienes nos hemos atrevido a cuestionar y poner en entredicho tales procedimientos, reñidos con la moral revolucionaria, somos perseguidos tildándonos de enemigos de la revolución, por poner al descubierto estos ruines métodos, de quienes se han enriquecido a la sombra del poder.
Esa dirigencia corrupta que se apoderó de las siglas del partido, fundado por el presidente Chávez, ese minúsculo grupo, repudiado por la militancia, no tiene escrúpulos a la hora de imponer candidatos desaliñados, sin formación ideológica, profesional, carentes de ética y que no resisten la más mínima revisión de las “contralorías sociales del poder popular”, pues no tienen como justificar sus repentinas riquezas que exhiben sin pudor ante el pueblo, que vive la peor crisis de su historia.
Esa minoría que medra tras las cortinas del poder, alejada de la moral revolucionaria, condición “sine qua non” en todo dirigente socialista, desconociendo la “Ley de Procesos Electorales de nuestra Constitución Nacional”, nos niega el derecho a participar en el proceso eleccionario del 21 de noviembre, sencillamente porque las encuestas y todas las evidencias que nos manifiestan en caseríos, barrios y urbanizaciones, les indican que somos los verdaderos intérpretes del sentir del pueblo de Bolívar y de Chávez.
Estos fariseos de la política que se esconden bajo las siglas del PSUV, piensan que con estas medidas coercitivas, que no tienen ningún basamento legal, van a poder detener el descontento de la militancia dispuesta a recuperar su papel protagónico en las decisiones del partido y para ello se han alineado bajo la conducción de la Dra. Antonia Muñoz, próxima gobernadora del estado Portuguesa. Si tienen la creencia que con la inhabilitación de nuestra candidatura se cierra el capítulo de esta sublevación popular están muy equivocados, porque ahora, más que nunca, vamos a enfrentar a ese antro de negociados y corruptelas que tanto daño le han hecho a la revolución.
En lo que a mí concierne: Debo decirles que mis años de permanencia en la fila del PSUV, fui un militante disciplinado. En dos ocasiones las bases me dieron su respaldo para ser el candidato a la alcaldía de Araure y acepte a regañadientes, pero acepté hacerme a un lado, para que la dirección nacional impusiera sus caprichos y como buen soldado fui jefe de campaña para llevar a nuestros representantes a esos cargos de representación sin que tuvieran la aquiescencia del pueblo chavista.
Tuve la falsa creencia que recapacitarían y tomarían los correctivos para enderezar tantos desatinos. Observo con tristeza y desconsuelo en lo que han convertido este instrumento de redención, que una vez fue el PSUV. Por ello, no pienso convalidar este atropello a la dignidad de la militancia al inhabilitar cuatro (4) candidaturas que tenían asegurado el triunfo, solamente con la intención de detener el avance arrollador de la Dra. Antonia Muñoz.
Pueden despojarnos de nuestro derecho a elegir y ser elegido prevalidos del poder, de la fuerza y la sinrazón; pero jamás podrán comprar nuestras voluntades, ni torcer el cauce de un movimiento aluvional que lidera la Negra Antonia.
A los miles de compatriotas que sin condiciones me han brindado su apoyo, a los araureños de todas las tendencias, que ven en mí una opción para rescatar el municipio de las garras de los fariseos disfrazados de revolucionarios, les digo hoy que esta lucha apenas comienza. Como militante de la verdad, jamás eludo un combate cuando de defender al pueblo se trata, no voy a defraudar la confianza en mí depositada, como el más raso de los soldados digo “Presente”, en este ejercito de voluntarios que comanda la Negra Antonia.
Convoco a todos los araureños y a todos los portugueseños a sumarse a esta cruzada por la dignidad de la tierra del centauro llanero José Antonio Páez.
Vamos todos unidos por el sentimiento portugueseño a demostrarles a estos judas del socialismo, a estas cúpulas que le temen al veredicto del pueblo, que no son dueños de nuestras voluntades, que estamos dispuestos a defender, a costa de nuestras vidas, el gentilicio de este suelo llanero, precursor y defensor de libertades.
Vamos, asistidos de la razón, a desalojar a los mercaderes del socialismo de las esferas del poder. Vamos con la fe en DIOS a recuperar a Portuguesa de la postración en que la tienen sumida los secuestradores de la dignidad.
RONALD HERNANDEZ
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