Especial
ELÍAS DÍAZ
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El llano está lleno de historias de espantos y aparecidos. Es mucho lo que se cuenta y poco lo que se logra evidenciar. Eso ha pasado a formar parte de nuestro #folklore.
Sin embargo, un día antes de finalizar la cuaresma le sucedió un caso a un ciudadano que se identificó como Brígido Gil, quien asegura haber peleado cuerpo a cuerpo aunque sin tocarla con un aparato que dibuja como “La Sayona”.
Un mujer grande vestida de blanco, con las uñas larguísimas y encorvadas, cuyo rostro no se le veía porque una espesa cabellera le cubría toda la cara y su fisonomía. Brígido Gil quedó amputado de un dedo de la mano izquierda y otro gravemente dañado. Consultado por los periodistas en torno a su aventura con lo que enfatiza en asegurar que es un elemento del más allá, dice que no le da pena narrar lo acontecido y que lo hace porque en la zona donde reside, en “La Quintereña”, muy cerca del poblado de “San Nicolás”, parroquia “Antolín Tovar” del municipio San Genaro, ya el año pasado le sucedió un caso igualmente a un señor de nombre Orlando Alvarado. –Yo venía el domingo pasado, como a las 12:10 minutos de la madrugada, vía hacia La Quintereña”, cuando de repente veo un aparato grande vestido de blanco que se parece mucho a una mujer de los senos para abajo, la cara no se la vi porque estaba cubierta con el cabello, y en eso yo saco un chuchillo que cargó para defenderme, ya que se me vino encima y yo creía que era un malandro o alguien que me quería atracar; le hice frente y comenzamos a pelear de una vez pero no podía tocarla ni sentía nada. Tampoco me di cuenta cuando me mordió y me arrancó un dedo y parte del otro de la mano izquierda con las uñas, que eran grandísimas y encorvadas; entonces en un momento decidí correr como quince minutos hacia donde había luz, y fue cuando ese espanto desapareció en medio de la noche por la sabana –narró el aún asustado Brígido Gil. Una vez que llegó a casa, cuenta seguidamente el hombre de la aventura con el espanto, se ve que está bañado en sangre pero aún no sentía nada en la mano, y fue cuando se echó agua para lavarse que sintió dolor en la parte del dedo que le había arrancado “La Sayona”; así como en el otro dedo que le quedó guindando y ameritó cirugía para poder medio salvarlo, por lo cual está muy agradecido al personal médico que lo atendió, primero en el Ambulatorio de “San Nicolás” y luego en el Hospital Universitario “Dr. Miguel Oráa” de la ciudad de Guanare. –Yo me atrevo a narrar esta contingencia vivida porque el año pasado también le sucedió un caso similar a un señor, se llama Orlando Vásquez, el cual aún tiene las marcas que le causó el mismo espanto también en una carretera sola en San Nicolás, porque es necesario que se conozca que no son puros cuentos o historias de fantasía de lo que se habla en el llano; el que me quiera creer que me crea, y el que no bueno, yo no tengo razones para inventar un caso como éste, el cual no se lo deseo ni lo desearía que lo viva ni el peor de mis enemigos. Yo peleaba con ese aparato pero no se dejaba tocar, era como lanzarle cuchilladas al aire; por eso digo que no es algo de este mundo –enfatizó Brígido Gil al reiterar que no pretende sino dejar claro que “de que vuelan vuelan”.-Brígido Gil, asegura que peleó con un espanto en “La Quintereña”“La Sayona”, se cuentan muchas historias con hombre en caminos solitarios a altas horas de la noche