Lic. Leonel Canelón Cronista del Municipio Turén

Italia, bota metida en el mar mediterráneo, encrucijada de pueblos y símbolo del poder papal en Europa; cuna de la deliciosa «Pizza» y la alegre «Tarantela», a pesar de haber sido uno de los pilares fundamentales de la ilustrísima cultura occidental: Centro de la vida artístico-cultural donde tuvo su origen el exquisito movimiento del Renacimiento, no fue capaz de escapar a la inmensa ola de barbarie y salvajismo que envolvió al mundo durante la primera mitad del siglo XX: La II Guerra Mundial, una de las guerras más sangrientas y absurdas que haya conocido la humanidad en todo su devenir histórico, en la cual Italia, así como toda Europa, quedaron moral y socio-económicamente destrozadas.

Desde esa península partieron del Puerto de Nápoles, en febrero de 1952, 54 familias italianas hasta Venezuela, huyendo del horror, del hambre y la miseria que dejó este conflicto bélico.

Luego de haber cruzado el Atlántico, previo paso por Barcelona (España), llegan en la tarde del día el 18 de Febrero de 1952 al Puerto de La Guaira, Venezuela, a bordo del barco «Américo Vespucci», nombre del personaje que le otorgó el nombre al «Continente de la Esperanza»: América, en donde fueron recibidos por autoridades de la embajada italiana en nuestro país, para posteriormente llegar a Puerto Cabello (estado Carabobo), desde donde partieron el día 19 del mes en referencia hasta el Centro de Inmigrantes El Trompillo, lugar donde se realizó el control de rigor y finalmente su distribución hasta las parcelas de la Unidad Agrícola de Turén, estado Portuguesa.

Vinieron estas familias en la más absoluta pobreza, pero con muchas toneladas de esperanzas, en busca de la paz y el progreso que su patria no les pudo dar por las razones antes señaladas, pero que afortunadamente la Junta Militar de Gobierno liderada por el Coronel Marcos Pérez Jiménez, les brindó la oportunidad de participar como protagonistas (junto con otras nacionalidades y criollos venezolanos) de un hecho de gran trascendencia dentro de nuestra historia contemporánea: La cristalización del proyecto de desarrollo económico denominado Unidad Agrícola de Turén.

Según Sampaolo Ferri (1992): «Venezuela no podía quedar indiferente frente al desastre ocasionado por la II Guerra Mundial, y como colaboración a estos países europeos semidestruidos, abrió sus puertas a la inmigración y recibió, entre otros, a estas 54 familias italianas, dándoles oportunidad de trabajo, especialmente a los agricultores y artesanos comprometiéndose con el gobierno italiano a su seguridad y amparo socioeconómico.

Así como llegaron al parcelamiento del Instituto Agrario Nacional en la Unidad Agrícola de Turén, donde la acogida superó lo previsto, les fueron entregadas a títulos onerosos: tierras, casas, maquinarias y créditos, tomando en consideración los antecedentes de capacidad de trabajo y administración de cada quien(…) Además, tuvimos la orientación y el cariño de los funcionarios de turno y de los habitantes de la localidad, a quienes debemos, junto con nuestro trabajo y sacrificios, lo que hoy somos: familias con cierta estabilidad, que se integraron al criollo echando raíces que dieron frutos y que contribuyeron con el desarrollo actual de Turén» (p. 28).

54 familias

Las 54 familias a que se hace referencia provenían de Latina, provincia de Roma cuyos apellidos eran: Agossi (1), Alibardi (2), Angelucci (1), Armeni (2), Babbo (1), Batistioli (1), Bigotto (1), Bolzon (1), Cassoni (1), Ceccarello (1), Corelli (1), Del Bianco (1), Dell» Asenta (1), Dell» Onto (2), Dell» Orco (1), Donello (3), Dollo (1), Faustini (1), Falzago (1), Fava (1), Fiacco (1), Galleto (2), Gasperin (1), Guerriero (2), Guión (1), Lucci (2), Maschio (1), Menin (1), Micheloni (1), Mogno (1), Mori (1), Pezzolio (1), Pitttia (3), Rachella (1), Randa (1), Rango (2), Screti (1), Testi (1), Traverso (1), Vanini (1), Zenere (1), Zilio (1) y Zorzetto (1). La Familia Rossi (7), por contratiempos en el trámite de la documentación, llegaron al mes siguiente.Otro aspecto necesario de destacar es la presencia de centenares de ciudadanos italianos que no tuvieron la oportunidad de embarcarse en el «Américo Vespucci», pero que, sin embargo, pudieron cruzar el océano a su propio riesgo, sorteando los más disímiles obstáculos (muchos en calidad de polizontes) para llegar a nuestro Municipio Turén y contribuir con su trabajo creador al desarrollo socioeconómico del país.

Eran Albañiles

Eran albañiles, mecánicos, herreros, sastres, panaderos, electricistas, carpinteros, zapateros y otros oficios necesarios para el avance de nuestra comunidad. Muchos de ellos, posteriormente, también se integraron al trabajo agrícola.

A los que me refiero son los Vitucci, Abiuso, Mancini, Di Cicco, Di Gregorio, Di Giovanni, Di Febbo, Di Pietro, Pietrosanti, Scarabellotto, Licardi, Maronese, Cavallo, La Perna, Russo, La Guardia, Lamattina, Trappani, Iannaci, Mazarrella, Angiolillo, Pensa, De Santolo, Crocce, Ucello, Errico, Salomone, Torcate, Cicoira, Sampaolo, Ruffato, Mobile, Lanza, La Porta, D» Alessio, Fedele, Amenta, Zollo, Carbone, Barone, Dell Grosso, Regazzi, Pioggia, Carachiollo, Bachetti, Troccoli, Troia, Rutolo, Stripolli, Torcuato, Romano, Verlengieri, Recine, D» Orazio, Troisi, Baldassare, Napolitano, Apostolo, Alparone, Palazzollo, Zirizzotti, Mazzolla, Caffaro, Cocca, Intraliggi, Capuzzello, Barbiero, Barletta, Silveira, Quatella, Mollo, Gengo, Trocca, Ruggieri. Licarci, La Pira y muchos otros que se nos escapan de la memoria.Para terminar esta crónica quisiera recordar las palabras expresadas por una abuela italiana que fue protagonista de esta experiencia en la Unidad Agrícola de Turén, y quien lamentablemente falleció recientemente. Me dijo con lágrimas en sus ojos: «Mira, mi amore, tu sabes como es la cosa: Italia con toda la plata que tiene hoy, día jamás podrá pagare el apoyo y el amore que nos dio este gran país: Venezuela y su gente, que nos acogió con los brazos abiertos. Porque aquí fue donde conseguimos la paz y el progreso para nosotros poder viviré con dignidad. Mis huesos se quedan en Turén. Además mis nietos son venezolanos. ¡Gracias Venezuela! ¡Gracias Turén!».

Sin lugar a dudas, murió feliz esta abuela italiana, convencida de haber cumplido con su misión y su compromiso con Turén y Venezuela.

Deja tus comentarios...

Descubre más desde

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo