
Por ING. Roger Rodríguez/ Coordinador Electoral Regional
El sistema de agua de Acarigua fue pensado a mediados del siglo pasado. Esto indica que se cuenta entre 30% y 50 % menos agua disponible que treinta años atrás. Sin obviar las deficiencias en operación y mantenimiento son gravísimas. He aquí, muchos sectores que tienen meses y años sin agua potable.
Aunado a ello, también está la pérdida de capital humano. Gran parte de los técnicos forman parte de los 6,1 millones de venezolanos que migraron en estos últimos años por la crisis económica. Otros salieron por la politización de las empresas del Estado. Todo ello ha servido negativamente para verdaderamente el problema del agua no haya sido abordado con responsabilidad y pericia.
Este panorama dificulta, por ejemplo, el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible número seis (06) de los 17 que componen la Agenda 2030 y que busca garantizar el acceso universal al agua potable a un precio asequible en el año 2030, lo cual pone en riesgo la consecución de casi la totalidad de ellos.
Claro está, se requiere una inversión milmillonaria para poder a mediano y largo plazo recuperar el sistema de agua potable en Acarigua y otras parroquias del municipio Páez. No se justifica bajo ningún concepto que este servicio público de vital importancia no tenga no cuente ni tan siquiera con un plan de contingencia generado por expertos del área.
En consecuencia el municipio amerita de un golpe en la conducción del timón que garantice de forma real la gestión de los recursos hídricos y los servicios de abastecimiento y saneamiento de agua, ya que los mismos carecen de fondos suficientes y requieren una mayor atención del Estado.
Por último, es urgente apelar a una mesa de trabajo para generar oportunidades que permitan de forma sistemática la adaptación y la planificación de la mitigación en las inversiones relacionadas con el agua, con el fin de hacerlas más atractivas por ejemplo para el sector privado.
